Museo de la Cerería de Tlayacapan: Historia Viva, Tradición Artesanal y Cultura Morelense



Tlayacapan, ubicado en el estado de Morelos, es mucho más que un pintoresco pueblo mágico; es un enclave de historia, cultura y tradiciones que se han preservado a lo largo de los siglos, su nombre, de origen náhuatl, significa “sobre la punta de la tierra”, una descripción que resulta poética al recorrer sus calles empedradas, rodeadas de montañas que abrazan al pueblo con un aire de solemnidad antigua.

Con una población cercana a los 14,000 habitantes, Tlayacapan ha sabido mantener su esencia a pesar del paso del tiempo, su casco urbano es testimonio de un pasado vibrante, en el que se mezclan elementos prehispánicos, coloniales y revolucionarios, capillas que aún sobreviven de las más de treinta que existieron, los hornos de pan tradicionales y las bandas de viento que amenizan las festividades, este pueblo señorial guarda muchas historias que contar.

Uno de los lugares más emblemáticos para entender y experimentar esa historia es el Museo y Centro Cultural La Cerería, un edificio que ha sido testigo de múltiples etapas cruciales para Tlayacapan y para México; allí convergen el arte, la memoria, la resistencia y la espiritualidad popular, y aunque muchas personas acuden por curiosidad, salen conmovidas por el legado que se respira en cada rincón de sus salas.

Como dato fascinante, este museo se encuentra justo en el centro del municipio, dentro de una edificación del siglo XVI que originalmente funcionó como fábrica de velas, además de ser casa del encomendero y cuartel de las tropas del general Emiliano Zapata durante la Revolución, este hecho le da al espacio una carga simbólica y patriótica que lo convierte no solo en un museo, sino en un auténtico santuario cultural.

El Edificio Que Lo Guarda Todo: De Fábrica de Velas a Museo Cultural

Hablar del Museo de la Cerería de Tlayacapan es hablar de una estructura que ha evolucionado con el tiempo, al igual que el propio pueblo, fundado formalmente como museo en 1991, este recinto se aloja en una construcción colonial que ha tenido muchos usos a lo largo de los siglos, cada uno marcando una etapa histórica distinta; fue, entre otras cosas, una cerería artesanal de gran renombre durante la colonia, y aún conserva ese espíritu de transformación constante. En el contexto de los Museos de Morelos, la Cerería no sólo conserva su espíritu de constante transformación, sino que también ofrece una experiencia compartida.

Caminar por sus pasillos es respirar siglos de historia, cada ladrillo, cada escalón, cada arco de piedra tiene una historia que contar, durante la Revolución Mexicana, este edificio sirvió como cuartel de Emiliano Zapata, figura central del movimiento agrarista, cuya presencia en Tlayacapan dejó una huella imborrable, uno no puede evitar imaginar a los zapatistas tomando decisiones estratégicas en esas mismas salas donde hoy se exhiben obras de arte y fotografías antiguas.

En su etapa como fábrica de velas, el edificio producía distintas formas de cera que se usaban para rituales religiosos, celebraciones y uso doméstico, esta tradición ha evolucionado, pero aún se pueden encontrar en el pueblo derivados modernos como la cera para velas aromáticas, la cera de soja, la cera vegetal para velas y la cera de citronela, empleadas tanto por artesanos locales como por empresas de cerería más reconocidas como Cerería Candelaria, Cerería La Soledad, Cerería de Jesús o la famosa marca La Cerería Velas y Velones.

Actualmente, el espacio no solo funciona como museo, sino también como Centro Cultural, en el cual se realizan talleres, exposiciones, eventos comunitarios y actividades enfocadas en la preservación de los oficios tradicionales, no es raro encontrar allí eventos donde confluyen músicos de banda tradicional, danzantes chinelos o maestros alfareros impartiendo saberes a nuevas generaciones.

Una curiosidad que no muchos conocen es que el museo aún conserva un horno de pan tradicional y un aljibe circular, ambos visibles en el recorrido, estos elementos no son solo decorativos, sino símbolos vivos de la vida cotidiana de épocas pasadas, que nos conectan con el uso doméstico, ritual y simbólico del agua y el fuego, dos elementos centrales en la cosmovisión de los pueblos originarios y coloniales.

Museo de la Cerería de Tlayacapan: Un Viaje por las Raíces

Visitar el Museo de la Cerería de Tlayacapan no es una simple actividad turística, es adentrarse en el alma del pueblo, desde que se cruza la puerta de este antiguo edificio del siglo XVI, se siente un ambiente sereno, casi místico, que invita a la reflexión y a la contemplación, es un lugar donde la historia no está encerrada en vitrinas; está viva, distribuida en las paredes, en las fotografías, en los objetos, y sobre todo, en la memoria colectiva que custodia este espacio.

La primera impresión al ingresar es la del silencio, interrumpido solo por el eco de los pasos en los pisos antiguos; allí, en la primera sala de exhibición, se puede apreciar un conjunto impresionante de fotografías de petrograbados encontrados en las montañas que rodean Tlayacapan, estas imágenes no solo muestran la riqueza arqueológica del lugar, sino también la profundidad espiritual de sus antiguos pobladores, muchos de estos grabados pueden observarse en sitios elevados, accesibles por escalinatas y terraplenes, desde donde también es posible divisar las pirámides del Tepozteco, Xochicalco y Teopanzolco, tres centros ceremoniales fundamentales del México antiguo.

Las salas del museo están organizadas temáticamente para guiar al visitante por distintas épocas y aspectos de la cultura local, en una de ellas, se pueden ver documentos, piezas de cerámica antigua y vestigios de la época colonial; pero lo más interesante es cómo cada elemento está contextualizado dentro de la vida cotidiana del pueblo, no se trata solo de exhibir, sino de transmitir.

Este museo no solo recoge el pasado, sino que dialoga con el presente, en sus pasillos, por ejemplo, es común encontrar velas artesanales inspiradas en las técnicas tradicionales, algunas incluso están elaboradas con cera vegetal, cera de soja o cera de citronela, ingredientes modernos que evocan la práctica ancestral de la cerería, es un homenaje silencioso pero muy poderoso al arte de moldear la luz, algo que formó parte de la identidad de este pueblo desde sus orígenes como fábrica de velas.

Es imposible recorrer estas salas sin pensar en la historia de resistencia que ha caracterizado a Tlayacapan, la huella de Emiliano Zapata aún resuena en los muros, y cada exposición parece diseñada para recordarnos que este lugar ha sido cuna de luchas sociales, guardianía cultural y comunidad organizada, en ese sentido, el museo no solo conserva objetos, sino también valores: identidad, colectividad, respeto por el pasado y compromiso con el futuro.


Las Tres Salas que Narran el Alma del Pueblo de Tlayacapan

El Museo de la Cerería cuenta con tres salas permanentes, cada una cuidadosamente diseñada para representar un aspecto esencial del patrimonio tlayacapense, a simple vista, puede parecer una propuesta modesta, pero en su interior se encuentra una riqueza conceptual y simbólica que sorprende al visitante.

La primera sala, ya mencionada, está dedicada a los petrograbados y al entorno natural que envuelve a Tlayacapan, las imágenes captadas por fotógrafos locales muestran piedras talladas por manos ancestrales, testimonio de una espiritualidad arraigada en la tierra y el cielo; estas expresiones gráficas, grabadas en roca, nos recuerdan que este territorio ha sido habitado y venerado mucho antes de la llegada de los españoles.

La segunda sala es un homenaje a la alfarería y cerámica, dos de los oficios más representativos del pueblo, aquí es donde realmente brilla la identidad artesanal de Tlayacapan; se exhiben piezas antiguas, algunas rescatadas de casas en ruinas o donadas por familias locales, vasijas, cántaros, figuras decorativas y utensilios cotidianos nos hablan de una sociedad que ha sabido convivir con el barro, moldearlo y convertirlo en arte utilitario.

No faltan los elementos complementarios, como un horno de pan tradicional en perfecto estado de conservación o el famoso aljibe circular, utilizados ambos como referencias de la vida diaria del pasado, estos objetos no son réplicas, son reales, y verlos de cerca provoca una conexión directa con quienes los usaron siglos atrás, nos recuerdan que más allá del arte y la historia, lo que permanece es la vida misma.

La tercera sala está dedicada a las tradiciones y festividades, un punto clave para entender la fuerza cultural de Tlayacapan, aquí encontramos referencias visuales y sonoras a dos íconos indiscutibles del pueblo: sus bandas de música tradicional y la danza de los Chinelos; la música resuena suavemente mientras uno recorre la sala, como si nos guiara hacia el corazón rítmico del pueblo.

Este espacio también recoge distintas versiones sobre el origen del Chinelo, algunas corrientes afirman que Tlayacapan es la cuna del disfraz y de la música, aunque otros pueblos vecinos también reclaman esta herencia; lo cierto es que aquí, esa tradición sigue más viva que nunca, las máscaras, los trajes bordados y los testimonios de pobladores nos muestran que esta no es solo una danza: es un símbolo de identidad y resistencia cultural.


Tradición Viva: Horno de Pan, Aljibe y Herencia Comunitaria

Hay objetos que, por su simplicidad, pasan desapercibidos… hasta que se les presta atención. en el caso del Museo de la Cerería, dos de estos elementos se han convertido en favoritos de los visitantes: el horno de pan tradicional y el aljibe circular, ambos están allí, expuestos sin pretensiones, pero cargados de simbolismo.

El horno de pan nos recuerda la vida cotidiana de otros tiempos, cuando no había panaderías ni supermercados, y las familias cocinaban juntas su alimento; este horno, hecho de adobe y barro, aún conserva marcas del fuego, y se cree que fue utilizado incluso durante la época en que el edificio era casa del encomendero; para algunos locales, representa más que una reliquia: es el símbolo de la autosuficiencia y de una gastronomía que aún vive en las cocinas del pueblo.

El aljibe circular, por su parte, es una estructura de piedra destinada a recolectar agua de lluvia, su diseño simple y eficiente permite almacenar grandes cantidades de agua, elemento vital en una región con estaciones secas pronunciadas; verlo en funcionamiento permite entender cómo los antiguos habitantes de Tlayacapan gestionaban sus recursos con sabiduría y respeto por la naturaleza.

Los Horarios de Visita son de Lunes a Viernes, con puertas abiertas de 09:00 a 16:00 horas. Tel: 735 357 6727, 735 357 6590
Domingo de 10:00 a 15:00 horas.
Costo: $20.00

Museo de la cerería

Ambos elementos están acompañados por placas explicativas que contextualizan su uso y su importancia cultural, pero más allá de las explicaciones técnicas, lo que impacta es ver cómo estas estructuras aún se mantienen intactas, como si el tiempo las hubiese conservado deliberadamente para enseñar.

Y es que en Tlayacapan todo está conectado: las capillas, los hornos, el aljibe, las velas, las danzas… todo forma parte de una misma narrativa que sigue escribiéndose, día con día, en la memoria viva de su gente.


Bandas, Música y Chinelos: El Ritmo del Corazón Morelense

Hablar de Tlayacapan es hablar de música, este pueblo no solo ha sido cuna de grandes alfareros y cereros, también ha dado vida a una de las tradiciones musicales más importantes del estado de Morelos: las bandas de viento, y el Museo de la Cerería se encarga de que ese legado sonoro no se pierda, sino que se escuche, se vea y se sienta.

Desde que se ingresa a la sala dedicada a las tradiciones y festividades, un suave sonido de banda acompaña el recorrido, es música que no necesita traducción: es identidad pura, es celebración y también es memoria; muchas de estas bandas han acompañado generaciones de carnavales, bodas, procesiones religiosas y eventos comunitarios, y su huella está tan presente como las montañas que rodean el pueblo.

Una de las más emblemáticas es la Banda Brígido Santamaría, considerada una de las agrupaciones musicales más antiguas de México, fundada en el siglo XIX, esta banda no solo ha llevado el nombre de Tlayacapan a escenarios nacionales e internacionales, sino que ha sido escuela de músicos, transmisora de tradición oral y guardiana del repertorio popular, en el museo se puede apreciar parte de esa historia a través de fotografías, partituras y relatos orales registrados.


Cómo Visitar el Museo y Sumergirse en Tlayacapan

Visitar el Museo y Centro Cultural La Cerería de Tlayacapan no es simplemente agregar una parada más al itinerario turístico, sino una oportunidad real para reconectar con la historia, las tradiciones y el alma de un pueblo que se resiste a olvidar sus raíces.

El museo está ubicado en el corazón del pueblo, a solo unos pasos del Ex Convento de San Juan Bautista, lo que permite integrar fácilmente una visita al recorrido general por el centro histórico, la entrada suele tener un costo simbólico, y en ocasiones se organizan visitas guiadas, talleres o presentaciones culturales que enriquecen aún más la experiencia, es recomendable consultar en redes sociales locales o directamente en el ayuntamiento para conocer los eventos programados.

El horario habitual es de martes a domingo, en un rango que suele ir de las 10:00 a las 17:00 horas. Aunque no siempre hay venta directa de productos, el museo funciona como punto de encuentro entre visitantes y artesanos, por lo que es común salir de ahí con recomendaciones de dónde comprar velas artesanales, piezas de alfarería local o incluso productos elaborados con cera vegetal, cera de soja o cera aromática.

Más allá del museo, Tlayacapan ofrece muchas otras razones para quedarse: desde las más de veinte capillas coloniales que aún se conservan, hasta los talleres de cerámica, los hornos de pan que siguen funcionando y los talleres de máscaras de Chinelo; además, los paisajes que lo rodean —con sus cerros, petrograbados y vistas hacia pirámides ancestrales— invitan a explorar la historia desde lo alto, por escalinatas que conducen al pasado.

Y claro, si visitas durante carnavales, Semana Santa o fiestas patronales, verás al pueblo transformarse: los Chinelos danzan en las calles, las bandas de música llenan el aire de alegría, y el museo se convierte en un espacio vivo que vibra con su comunidad.

Así que si buscas un lugar donde la historia esté viva, donde el arte sea cotidiano y la tradición, luz encendida, no lo pienses más: La Cerería de Tlayacapan te espera.


Ubicación del Museo de la Cerería


Ubicado en el edificio del Ayuntamiento de Tlayacapan, en la Plaza de la Corregidora, sin número,
Colonia Centro, C.P. 62540,
Tlayacapan, Morelos, México.
Teléfonos de contacto: 735 357 6727 y 735 357 6590

Mapa: